martes, 12 de agosto de 2014

12. Una gran familia.


Rena, Denis, Ali y Bastian trataban de llegar a Arsen todos a la vez, pero aquello parecía casi imposible. El anciano, lanzaba hechizo tras hechizo, y apenas parecía cansado. Entonces la semidiosa observó algo que le hizo estremecer, la costaba respirar, y según pasaban los minutos más difícil se le hacía. Los demás parecieron apreciar también la falta de oxígeno, sobre todo Bastian que la miró consternado.

-         Se acaba el tiempo – susurró. Denis y Ali también se miraban afligidos. Sobre todo la joven Ali, parecía temerosa de lo que pudiese pasar a partir de aquel momento. El tiempo pasaba rápido, y se encontraban entre la espada y la pared.

Arsen también pareció notar la falta de oxígeno. Tenía los ojos como platos casi salidos de las orbitas, bajó las manos, dejó a un lado la magia. No podía creer lo que estaba pasando.

-         ¿Qué está ocurriendo? – preguntó con dificultad.

-         Lo que ocurre es que se acerca nuestro final, el de todos – contestó Kit, que se había levantado del suelo y se había apoyado en la pared, junto a su fiel amigo Denis – Esperemos que halla algo más allá de la vida, porque allí es donde vamos- Arsen continuaba con los ojos como platos. Había dejado de luchar, y se encontraba buscando en los cajones de la mesilla que no había lanzado, parecía buscar algún frasco que le otorgase oxígeno, pues apenas respiraba. Rena le miró con los ojos entrecerrados, y aprovechando que el hombre ya no se encontraba centrado en la batalla, le arrebató el cajón con fuerza hurgando en él y encontrando aquello que buscaba. Una dosis de oxígeno. Aquel hombre debía de tener problemas respiratorios y de ahí que tuviese aquello en su mesilla de noche. Rena iba a tomarse aquella especie de líquido transparente cuando el anciano le lanzó su hechizo de cuchillas, dañándola de refilón uno de sus mofletes.

-         Fallaste- dijo mientras tomaba un poco de la dosis y repartía el oxígeno restante con sus demás compañeros – Se terminó el juego Arsen – dijo mientras se acercaba a él, imponente. Le levantó violentamente de la cama, dejando al descubierto aquel hombre mitad persona mitad esqueleto y sacó de debajo de su túnica un cuchillo, no necesitaría más que eso. Arsen estaba desprotegido y respirando entrecortadamente, amarrándose la camisa con fuerza, como si aquello le ayudase a respirar mejor.

 

Rena estaba apuntó de eliminar a la persona que había sumido a Teirak en un océano de infelicidad y violencia, pero no fué capaz, no porque no pudiese, sino porque sabía que había dos personas allí para las cuales llevar acabo aquello era una liberación. Ella había juntado a aquellos jóvenes, había creado una familia, su familia ¿por qué matarle ella cuando era la que menos había sufrido acosta de aquel monstruo en esta?

Dirigió sus ojos hacia Denis y Ali, que miraban con los ojos enrojecidos por la rabia de ver a aquel ser tan cerca de ellos sin poder tocarle y hacerle sentir lo que él les había hecho sentir a ellos. Rena no sentía eso, tan solo sentía el deber, la necesidad de cumplir su meta, aquella que la había traído al mundo.

-         Si alguien en esta sala debe eliminar a este ser, esa no soy yo, sois vosotros Ali, Denis, vosotros perdisteis a vuestros seres queridos por culpa de este hombre, es a vosotros a quienes esto les produce una liberación de culpa y dolor. Vosotros debéis ser quienes lo hagáis – Ali rompió a llorar, y Denis miró tímidamente a su amiga con los ojos humedecidos. Aquel había sido su sueño tiempo atrás, pero ya no lo era, el tiempo había pasado, había curado las cicatrices, su padre había muerte, sí, pero ahora la venganza ya no era el motor de su vida, ahora lo eran aquellos que se encontraban a su lado, Kit, Rena, Ali y Agatha lo eran, incluso el joven Bastian comenzaba a serlo.

-         Yo hace tiempo que deje la sed de venganza atrás – dijo apoyando su mano sobre el hombro de Ali – Pero tú no lo has hecho, tú perdida es reciente y si crees que saciar tu sed de venganza te ayudará a superar tanto sufrimiento, adelante – Abie asintió agradecida, sacó una de las flechas de su portador, la posó sobre el arco y con una furia inmensa la lanzó contra el pecho de Arsen, esa era su Diana. Gritó con furia mientras lo hacía, liberando toda la rabia que tanto había contenido en el último año, todo ello entre lágrimas.

-         Sé que esto no me devolverá a mi hermana, pero sí que me devolverá las fuerzas para seguir viviendo – dijo agradecida a sus compañeros - he vengado su muerte.

 

Arsen cayó de rodillas al suelo, inerte, dejando el dolor atrás, dejando paso al oxígeno y a la paz ante los ojos de los cinco presentes en la sala.

 

Al día siguiente Denis se había encargado junto a sus compañeros de limpiar el castillo de caballeros oscuros, los cuales habían sido desterrados de todos los lugares poblados de Teirak, por lo que habían tenido que huir al desierto. También contrató a varios hombres que trabajaban en las cocinas, no solo para cocinar, sino también para proclamar por toda Teirak que Arsen había muerto.

La información corrió veloz, y la población comenzó a estar eufórica. Los seres fantásticos comenzaron a salir de sus escondites. Centauros, cíclopes, dríadas, elfos, ents, hadas, licántropos y nagas, comenzaron a pasear tranquilos por los bosques, acercándose de nuevo a los pueblos como si todo allí hubiera cambiado, como si hubiesen vuelto atrás en el tiempo a aquellos años donde todos estaban con todos sin importar de donde viniera cada uno. Los magos comenzaban a salir poco a poco de sus guaridas, y la magia volvía a ser parte del día a día. Teirak volvía a ser la que era años atrás. Y Denis sería su nuevo Rey, algo que pareció fascinar a todos los Teirakenses. El hijo del gran Alexander ocupante del trono.

El joven había ofrecido a sus compañeros vivir con él en el castillo, un castillo que desde la muerte de Arsen había estado transitado por numerosas personas, que se encargaban de cuidarlo, además de un nuevo ejército que Denis había montado, para proteger a todo el que lo necesitara. Estos iban tapados con túnicas, pero esta vez estas eran verdes.

 

Rena miraba por la ventana de su habitación, arropada con una sábana blanca, Denis había mandado decorar las habitaciones al gusto de cada uno y la suya tenía bonitos detalles rojizos, además de un bonito tocados de madera que parecía hecho a su medida. Habían pasado tres semanas desde la muerte de Arsen y esa misma mañana era la coronación definitiva del joven gladiador, que estaba demostrando ser el Rey que Teirak merecía. La semidiosa se sentía orgullosa de él.

Rena sintió como unas manos amarraban su cintura, y como una cabeza se apoyaba sobre su hombro, era Bastian, que ahora se disponía a besar su moflete izquierdo.

-         ¿Qué haces despierta tan temprano?

-         Quería ver el amanecer, estuve por despertarte para que lo vieras conmigo, pero estabas profundamente dormido – Bastian volvió a besar el moflete de la muchacha distraídamente.

-         ¿Has hablado con ellos verdad? – Preguntó el joven refiriéndose a los Dioses.

-         Asi es, me agradecieron lo que he hecho por Teirak, lo que hemos hecho – corrigió- nunca la había visto tan bonita – Dijo mirando los paisajes de esta, seguidamente miró al jardín inferior del castillo, los jardineros habían plantado numerosas flores por todo él. Miró más allá de la muralla, dos minotauros vigilaban la entrada, eran hermanos, Thor y Bok, Denis se los había presentado hacía una semana, eran realmente enormes, además de simpáticos - Me encanta ver a tantos seres fantásticos caminando despreocupados por Teirak, es algo maravilloso.

-         Pues esto es todo cosa tuya Rena – dijo sonriéndola cariñosamente, sin dejar de abrazarla.

 

Rena había vivido con Bastian en aquella habitación desde la muerte de Arsen, y había sentido el amor de este en todo su esplendor. Le quería, como nunca había querido a nadie.

Teirak había quedado desprovista de oxigeno durante unos minutos el día del asalto al castillo, Rena había descubierto que se sentía al no poder respirar, pero aun así aquella mañana no pudo evitar preguntarse algo: Qué era peor ¿un mundo desprovisto de oxigeno o uno desprovisto de amor? Pues quizás el primero te propiciase la muerte, ¿pero el segundo? Vivir en un mundo sin amor no tenía sentido para Rena, la vida merecía un poco menos la pena para ella sin un motivo por el que luchar, ese motivo hoy en día era Bastian, él y aquellos a los que ella llamaba amigos, se habían ganado un lugar en su corazón y ahora no podrían huir de él.

-         Te quiero – confesó.

-         Y yo a ti – contestó el joven de ojos impasibles.

 

Ali se encontraba en el jardín del castillo, en concreto frente a un lago repleto de nenúfares de este. Lo miraba con lastima, aquella mañana había encontrado en uno de los cajones de su habitación una medalla que había guardado hacía unas semanas, era de Jane. Mirar aquel objeto la había provocado una inmensa pena, pero nada más, la ira que le provocaba su recuerdo había desaparecido tras asesinar a Arsen. Miró la medalla con nostalgia, en ella se veía grabada una flor.

-         Es hora de despedirse de todo mi sufrimiento Jane, ahora tengo motivos por los que merece la pena vivir – dijo mirando al joven gladiador que charlaba con uno de los jardineros del castillo animadamente – Y tú recuerdo hace que se me olviden… Te quise, te quiero y te querré, pero es hora de seguir con mi vida. Sé que estarás orgullosa de mi, tal y como yo siempre lo estuve de ti, al fin y al cabo somos hermanas, y para eso están las hermanas. Siempre fuiste mi apoyo, el pilar de mi vida, y cuando moriste, este se derrumbó, creí que me moría, hoy en día tengo cinco pilares Jane, no son ni serán nunca como lo fue el tuyo, pero son los que me mantienen en este mundo- concluyó dejando caer la medalla sobre un nenúfar y empujando este hacía el centro del lago, perdiéndose entre las flores flotantes del lugar- adiós Jane- susurró mientras se dirigía a Denis, que la recibió con una tierna sonrisa.

-         ¿Estás bien?

-         Mejor que nunca – afirmó la joven de rizos dorados.

-         Vamos a dentro, la coronación está a punto de empezar- dijo el joven pelirrojo sonriente.

 

Kit terminó de vestirse a toda prisa. Debía bajar al salón, principal, lugar donde se llevaría a cabo la coronación de su fiel amigo Denis. Se miró unos segundos al espejo con pena, suspiró y seguidamente miró su aura en este, estaba ennegrecida, y según pasaban las semanas más lo estaba. Miró curioso sus ojos esmeraldas, unas tímidas ojeras comenzaban a aparecer debajo de ellos, se estaba pudriendo por dentro y él lo sabía. Había preferido no decir nada a sus amigos, no quería asustarles. Tampoco quería que viesen como poco a poco se iba degradando sin solución aparente, por lo que había decidido no estar allí más tiempo, pronto comenzaría a verse enfermizo… Debía partir y sabía perfectamente a donde. Dejó una nota en la cama con suma delicadeza y se alejó hacía la puerta. Una puerta que se abrió de golpe.

-         Vamos guapetón – exclamo Agatha, iba vestida con un vestido morado.

-         Veo que vas perfecta para la ocasión.

-         Yo siempre voy perfecta – comentó la anciana guiñándole un ojo pícaramente.

-         No lo dudo – contestó el joven de ojos esmeraldas, enlazando su brazo con el de esta y desapareciendo por uno de los luminosos pasillos del castillo.

 

El salón principal estaba plagado de flores, he inundado de colores, pues el sol que entraba por los grandes ventanales, reflejaba los colores de estos, azules, rosas y verdes sobre el suelo grisáceo.

Había bancos a ambos lados de la sala, y en el centro un pasillo arropado por una preciosa alfombra verde, que llevaba a un altar de mármol donde se encontraba una pequeña corona y un sillón de madera repleto de cojines, donde sería coronado el joven gladiador. La sala estaba plagada de gente, todos ellos teirakenses y seres fantásticos que no querían perderse la coronación ni el banquete de después. Kit y Agatha se sentaron junto a Ali en la primera fila, esperando que apareciese Denis, pero él no fue quien apareció. Rena entró en la sana, despampanante, con un bonito vestido rojo de palabra de honor, ajustado por arriba, y suelto por abajo. Se movía con gracia por la sala, recorriendo el inmenso pasillo bajo la atenta mirada de Kit, que creía estar en un sueño, estaba seguro de que jamás vería a una mujer tan bella como ella. Bastian iba detrás de la semidiosa con una camisa blanca. Cuando llegaron se sentaron a su lado sonrientes.

-         Estoy eufórica – comentó la semidiosa, que iba a decir algo más pero se vio interrumpida por una molesta musiquita que anunciaba la llegada de Denis, que entró por la puerta principal recorriendo el pasillo y sentándose en el sillón de madera donde años atrás se había sentado su padre, miraba a todo el mundo sonriente, como si fuese un niño al que van a darle un regalo por su cumpleaños. Era tan joven y a pesar de ello tan apropiado para aquel puesto. Rena le sonrió plácidamente, sentía una tremendo afecto hacía aquel hombre, era su amigo, pero en ocasiones parecía su hermano.

Un hombre mayor también apareció en la sala y llevó a cabo una aburrida ceremonia que no le hizo perder la sonrisa al joven gladiador. Esta terminó con una corona sobre la cabeza de Denis y una multitud de personas aplaudiendo. Viva el Rey gritaban.

Acto seguido fue el gran banquete, donde disfrutaron de una gran comida. Rena vio atiborrarse a Denis, tal y como hacía siempre, mientras charlaba con ellos. Ali y Bastian se reían de sus bromas, mientras Agatha coqueteaba con un licántropo que se hallaba en la sala.

-         Por cierto, ¿Dónde está Kit? – preguntó la joven semidiosa al notar la ausencia de su amigo.

-         Dijo que se subía a su cuarto, le dolía la tripa de tanto comer- Contestó Denis.

-         Pero si no ha comido – añadió Rena, extrañada por aquel comentario – será mejor que suba a ver que le ocurre.

La joven subió la eterna escalera de caracol hasta la segunda planta, lugar donde se encontraban sus habitaciones, y buscó la del joven mago, con éxito. Llamó a su puerta, pero no halló respuesta. Rena la abrió de golpe, creyendo que su amigo estaba sufriendo, pero solo se encontró una habitación vacía. Miro en los armarios, la ropa de Kit había desaparecido. Encima de la cama había una nota:

 

<<Qué es peor, ¿un mundo desprovisto de oxigeno o uno desprovisto de amor? Pues quizás el primero te propicie la muerte, ¿pero el segundo? Vivir en un mundo sin amor no tiene sentido, la vida merece un poco menos la pena sin un motivo por el que luchar, ese motivo para mí, siempre fuiste tú, Rena>>
 
 




Fin de la primera parte del libro: Teirak, un mundo sin aire.
By: Abie Jolie (Laura Sánchez)
 

 

5 comentarios:

  1. Arsen no ha decepcionado, ha sido un villano muy interesante, duro de roer. Que pena para Agatha lo que ha descubierto. Bravo por Ali, limpio su alma con esa flecha. Y Kit, me has sacado una lágrima con el final de la primera parte de Teirak, un mundo sin aire. Literalmente se me ha asomado a la pupila. Espero lo mejor para él.

    Aquí estoy Abie, más atrapado que nunca con tu historia. Ahora tras la pista de BT, que con lo que tenía en casa de Arsen preocupa, ha de ser alguien para no dar la espalda. Un gran abrazo Abie, sigue así!

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    1. Arsen para mi fue un personaje muy difícil de llevar, a pesar de nunca estar presente en la historia de una forma física, siempre lo estaba de otras formas, una de ellas a través de su ejercito, espero que se halla entendido bien todo sobre Arsen y el por que los caballeros oscuro eran sus ojos y sus manos sobre Teirak. Agatha solo siente odio hacia ese ser, pero ya no hay ningún tipo de cariño hacia él :)
      Consideré que ella (Ali) era la que más necesitaba aquello, y creí que estaría bien que fuese ella quien disparase la flecha. Me enorgullece muchísimo eso, gracias por implicarte tanto Pierre, muchísimas gracias, me alegra que el final te halla enternecido tanto.
      Ya estoy con el capitulo 1 de la segunda parte! Un abrazo muy fuerte!!

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  2. Con Arsen, Abie, lo has hecho muy bien. Ese es un atributo muy particular de los tiranos, buscar ser temidos con solo ser nombrados, temidos por quienes tiene a la orden, gente sin alma que hace daño con este solo levantar una mano. Los tiranos son así por lo mismo que Arsen, aunque tienen poder, siempre hay algo que tienen que ocultar y evitar ser visto. Por eso si son temidos sin ser vistos es un gran logro para un dictador. Cómo en Corea del Norte, que la gente tiene tanto miedo del tirano que los gobierna que hasta les han hecho creer que él les puede leer la mente. En verdad que lograste crear un monstruo sin mostrarlo, me lo imaginé de mil maneras, y al ver cómo es realmente me ha parecido genial. Éxitos en esta segunda parte que comienzas, yo seguiré leyendo la historia de este grupo de amigos que se ha ganado mi cariño.

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  3. ¡Ah! para agregar esto: me pasó con Arsen lo mismo que le pasó a Kit jajajajaja

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  4. Me alegra entonces que Arsen no te halla disgustado! Muchas gracias por tus comentarios Pierre! Un abrazo! :)

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